EL AMBIENTE DEL BICENTENARIO DEL PERÚ

Una Mirada desde la Ecología Cósmica

En la Oración Universal invocamos:

… para que reine la felicidad en los dos planos,
en el material humano y en el místico Divino.

Podemos asociar un ala con lo material y la

otra ala con lo místico. Así como el ave no puede volar con una sola ala, ya que necesita de las dos, nosotros necesitamos atender a los dos planos. Esta es precisamente la intención de “El Ambiente del Bicentenario del Perú”: que atendamos al medio ambiente cósmico que nos envuelve, para que, por lo menos, sepamos qué rodea a nuestras actividades espirituales.

 

Wikipedia nos dice que el ambiente (del latín ambiens, rodear) es lo que nos envuelve y hasta asedia, y el medio ambiente es un conjunto de elementos de la naturaleza (físicos, químicos y biológicos) con el que interactúan los seres vivos e influye sobre los aspectos psicológicos, sociales y culturales del ser humano, induciéndolo a actuar de una forma u otra; entendiéndose, además, que el término ambiente que aquí empleamos no solo se limita a nuestra geografía, geología y a la atmósfera, esto es, no se limita únicamente a lo que se manifiesta en la biósfera, sino que abarca el análisis de los influjos que recibimos del cosmos, que es el dominio de la Cosmobiología, disciplina que, apoyándose en el estudio de los astros, a manera de una fisiología, pone énfasis en las circunstancias (circunstancias cósmicas) que rodean a las personas y las condiciona a llevar a cabo determinadas acciones, como lo hacen, por ejemplo, los cambios de temperatura  en determinadas regiones del Globo, que indudablemente son motivo de estudio de la Ecología (disciplina que estudia las relaciones entre el hombre y su ambiente); por lo tanto, nos apoyaremos en la Cosmobiología aplicada a la Ecología: Ecología Cósmica, que corresponde al estudio de las relaciones entre los hombres y el cosmos, para desarrollar nuestro trazado: “El Ambiente del Bicentenario del Perú”.

 

Antes de adentrarnos en nuestro tema, permítaseme presentar primero algunos conceptos cosmobiológicos sobre Urano y el Sol:

Urano, planeta que completa una vuelta alrededor del Sol en 84 años, tiempo que coincide con el número de años que emplea en recorrer todos los signos del zodiaco (Urano transita los 12 signos de la astrología clásica más el decimotercero: Ofiuco). De acuerdo con la cosmobiología, Urano se distingue por sus influencias relacionadas con acontecimientos bruscos e imprevistos1, protestas violentas, sublevación, rebelión, revolución y enfrentamiento contra el orden existente; asimismo, se relaciona con la anticipación, sorpresa o sucesos que se adelantan y los cambios que suelen presentarse repentinamente.

 

Urano transmite influjos que llevan a las personas a la renovación, innovación y producción de inventos (algunos para el mal y otros para el bien de la humanidad): inventos similares a la bomba atómica, que mayormente operan como acciones libertarias a gran escala.

 

Urano representa el progreso, libertad, independencia, tecnología de punta, electricidad, cibernética y originalidad.

 

Mirando la trayectoria de la órbita, después de 84 años, el próximo 27 de abril (2018), Urano ingresará a la constelación de Aries, y, entre el 13 y 15 de mayo, empezará a “descargar” sus influencias sobre el signo del Toro, influencias que continuarán durante los próximos 7 años (hasta abril de 2026), por lo que, y siempre desde el punto de  vista de la cosmobiología, habremos de vivir en un ambiente cósmico que impulsará a los individuos a poner fin a todo aquello que represente lo establecido, lo implantado, los fundamentos y dogmas, en pro de una renovación. Dentro de los cambios, encontraremos quiebras monetarias (sucumbirán algunos templos ortodoxos de Mammón) y, sobre todo, asistiremos a una generalización, que equivale a una revolución, en las operaciones bancarias, es decir, asistiremos a un nuevo orden económico, a la globalización de la banca por internet y la convivencia con la moneda electrónica. Asimismo, y dentro de los planos de las realizaciones sociológicas y trascendentales, el periodo uraniano–taurino 2018 – 2026 permitirá que veamos las acciones (rebelión e innovación, entre otras) de unas pocas personas que, por su persistencia, beneficiarán a las grandes mayorías. Ah, viviremos, también y nivel mundial, una mayor actividad sísmica y las protestas contra la tauromaquia tendrán la aceptación que nunca ha tenido.

 

Por otro lado, el Sol es el símbolo de la vida y vitalidad, del prestigio y la máxima autoridad (rey, presidente, primer ministro, jefe, padre y esposo), del éxito y la gloria, de lo majestuoso, la dignidad y magnanimidad, pero también del orgullo, pedantería, autoritarismo y soberbia, así como del despotismo, arrogancia y egoísmo.

 

En el zodiaco, Urano domicilia en el Aguador o Acuario, el signo que simboliza la amistad, fraternidad, cooperación y trabajo en equipo; y el Sol domicilia en el León o Leo, el símbolo de la centralización, aristocracia y elitismo, pero también de envanecimiento, bravura y tiranía.

 

El Aguador y el León son segmentos opuestos. Esto explica por qué al León le es difícil ser amigo, fraterno y cooperador, y también explica por qué el León proyecta más una conducta orgullosa y separatista. Indudablemente, esto es algo sobre lo que debemos reflexionar los peruanos (porque, al haber nacido nuestra República el 28 de julio de 1821, vivimos dentro de un ambiente cósmico de conducta leonina), que debemos superar si queremos ser una nación con visión de futuro, una Nación Trascendental.

 

Ahora bien, el Sol y Urano, así como todos los astros, forman relaciones angulares armónicas (0º, 60º y 120º) y relaciones inarmónicas (90º y 180º) entre sí. Las armónicas permiten que los desenlaces sean el resultado de buenos entendimientos entre las partes involucradas, pero las inarmónicas señalan que lo conquistado o por conquistar es o será producto de enfrentamientos muchas veces cruentos, salvo excepciones, como la revolución pacífica liderada por el Mahatma Gandhi entre 1942 – 1947, que logró la independencia de India del imperio británico en 1947, o la Revolución de los Claveles de 1974, que puso fin a la dictadura del ‘Estado Novo’, que mantuvo sojuzgada a la población portuguesa durante 48 años (desde 1926).

 

Los ángulos armónicos entre el Sol y Urano inclinan a las personas a proyectar un espíritu independiente, renovador e innovador, a convertirse en descubridores o inventores, pero su característica más destacada es que serán visionarios que se adelantarán a su época; en tanto que las inarmonías entre el Sol y Urano inclinan al individuo a enfrentarse a aquel que detenta la autoridad, a erguirse contra lo establecido y lo convencional, a no soportar imposición alguna, y a ser rebelde y revolucionario.

 

Con respecto a un país, los ángulos inarmónicos entre Urano y el Sol, mejor dicho, los de Urano contra el Sol, inducen a determinados sectores de la sociedad a rechazar al presidente, a las autoridades y los grupos dominantes (oligarquía). Los insurgentes consideran que sus enfrentamientos (que se originan en la falta de sensibilidad social de los que detentan el poder y no gobiernan para las mayorías) traerán mejores oportunidades de progreso y bienestar a la población; por lo tanto, su sacrificio será reconocido en el futuro, sus nombres se inscribirán en la lista de los próceres, verbigracia, Túpac Amaru II, quien se rebeló contra el poder colonial español entre los años 1870 – 1873, encabezando un grupo de guerrilleros andinos del sur del Perú.

 

Las influencias inarmónicas de Urano contra el Sol pueden desatar la pérdida de imagen y hasta el colapso inesperado de un régimen, trayendo por tierra lo que se había cuidado con tanto esmero (por ejemplo, los años de una naciente democracia o una nueva forma de gobierno).

 

¿Y las influencias inarmónicas del Sol contra Urano? Inclinan al primer mandatario a querer “romper” compromisos (convenios, acuerdos), o a no querer continuar con la línea constitucional, a gobernar arbitrariamente y con brutalidad; y es precisamente esto lo que enciende aún más rápidamente la pradera de la rebelión popular.

 

En los 197 años de vida republicana (197 años de nuestra República), desde su Independencia en 1821 hasta el presente año, 2018, el Perú ha vivido siete (7) momentos Sol – Urano inarmónicos (Urano en tránsito sobre el Sol de la Independencia del Perú) que han sacudido sus cimientos, pero aún sigue en pie. Estos siete momentos se presentaron en los siguientes periodos: 1828 – 1834, 1851 – 1856, 1891 – 1896, 1912 – 1918, 1934 – 1940, 1975 – 1980 y 1995 – 2002.

 

Esperamos que la República del Perú siga en pie, por encima de las sediciones y enfrentamientos reivindicativos “generados” por Urano.

 

Necesitamos que nuestra República siga en pie, para que pueda superar los años comprendidos entre 2024 y 2032, que califico de violencia extrema contra la democracia peruana (no por causa de las influencias de Urano contra el Sol de la Independencia del Perú, sino por las influencias de Plutón contra el Sol del Perú, que son aún más cruentas que las de Urano), pero bien podríamos evitar esta gravísima situación si logramos que se complete la refundación del Perú antes de 2024, haciendo que nuestros mandatarios dejen de juramentar su cargo el 28 de julio, y más bien lo hagan entre la segunda quincena de enero y la primera quincena de febrero.

 

Pero, ¿cómo se presentaría el ambiente psicológico y social en torno al bicentenario del Perú (28 de julio de 2021), producto del ambiente cósmico de los años 2018 – 2024, generado por las influencias de Urano en contra el Sol del Perú?

 

En primer lugar, debemos señalar que, con relación a los siete momentos o siete ambientes inarmónicos entre Urano (símbolo de la protesta, sublevación, rebelión y revolución) y el Sol (símbolo del presidente y del prestigio del país, en este caso, del Perú), que se presentaron a lo largo de nuestra vida republicana (desde 1821 hasta 2002), los acontecimientos se sujetaron a la sincronicidad (coincidencia en el tiempo de dos o más hechos, fenómenos o circunstancias, y constituye la regla básica en la que se apoya la cosmobiología) y muestran como una constante: acciones violentas de diferentes sectores de la población buscando que los gobernantes del Perú cambien la manera de conducir la nación, pensando en las mayorías y no solo en los grupos de poder (oligarquías). La represión del gobernante de turno contra los opositores es otra de las constantes. Léase sobre los acontecimientos históricos en la sección Referencias y Bibliografía2.

 

Viviríamos un tiempo de excepción si, entre 2018 y 2024, nuestra patria, Perú, no acusa protestas violentas en las calles (eventos de anarquía, rebeliones, alzamientos armados, actos guerrilleros y persecuciones), y el gobierno de turno no las reprime.

 

Las influencias de Urano son súbitas y sorpresivas, por lo tanto, es importante que los gobernantes y gobernados fijemos, bien el rumbo hacia el que queremos llevar al Perú, para no repetir la historia de enfrentamientos en nuestra República (I República), en nuestro afán de tener una Nación Nueva, con igualdad de oportunidades de progreso y bienestar para todos (que bien podríamos denominar Peruano-Acuariana); máxime cuando hemos enunciado que, por una falta de visión de nuestros presidentes, entre los años 2024 – 2032, el Perú podría hacer añicos su democracia (2024 – 2032 serían años  extremadamente violentos, propios de sublevaciones, terrorismo y guerra civil, en respuesta al ambiente cósmico formado por los influjos inarmónicos de Plutón).

 

Sí, el Ambiente del Bicentenario de la República del Perú que describimos aquí es de poca fraternidad entre los peruanos, pero, si solo se limitara a las influencias de dos influjos cósmicos (Sol y Urano), sería relativamente fácil controlarlo o, al menos, sabríamos cómo preparar nuestra psicología y la psicología colectiva para la llegada de estos influjos, pero lo cierto es que la conformación de un ambiente cósmico es compleja,  toda vez que intervienen al mismo tiempo otras fuerzas o influjos cósmicos que, en muchas ocasiones, operan como modificadores y catalizadores (acciones que aceleran o retardan los sucesos pronosticados). Ejemplaricemos:

 

La inarmonía Urano – Sol de los años 1851 – 1856 se vio perturbada, incrementando su influjo letal con la ocurrencia de los eclipses de Sol del 6 de junio y 30 de noviembre de 1853 que oscurecieron al Perú, “creando” las condiciones para enfrentamientos armados entre los peruanos, como lo fue la Revolución Liberal de 1854, que desembocó en una guerra civil en enero de 1855 (figura 1). Y lo expresado no es una simple coincidencia si anotamos que, años más adelante, el eclipse de Sol del 10 de agosto de 1980, que también oscureció al Perú (figura 2), empujó a los peruanos a una guerra civil contra Sendero Luminoso3.

 

Figura 1: Eclipses de Sol asociados con guerras en el Perú del siglo XIX

 

Figura 2: Eclipses de Sol asociados con guerras en el Perú del siglo XX

 

Y, como una forma de comprender un poco más la participación de un eclipse de Sol en la operatividad de un ambiente cósmico, mencionaré el eclipse del 9 de octubre de 1893 (véase la figura 1), que oscureció al Perú, dividiéndolo en dos mitades casi iguales, lo que lamentablemente “empujó” a los peruanos a enfrentarse en una guerra civil en marzo de 1895, y también “empujó” a los separatistas de la región Loreto a proclamar un Estado Federal en mayo de 1896, siendo reprimidos por los militares en julio de 1896.

 

Podríamos ir mucho más atrás en la historia del Perú, por ejemplo, hasta los días en que se gestó el ambiente de la última guerra civil y caída del Tahuantinsuyo, que respondió al modus operandi de los eclipses de Sol que oscurecieron al Incanato el 9 de agosto de 1524 y 2 de febrero de 1525 (figura 3), con picos de exacerbación de violencia armada entre las huestes de Huáscar y de Atahualpa (que abrieron las puertas para el asentamiento de los 300 años de colonialismo español), cuando se produjeron grandes acercamientos de Marte hacia la Tierra, en 1529 y a fines de 1531.

 

 

Figura 3: Eclipses de Sol asociados con la caída del Tahuantinsuyo

 

Es importante conocer y sopesar las incursiones de Marte hacia la órbita de la Tierra (perigeo de Marte), que ocurre regularmente cada dos años, y, de manera extraordinaria, su gran acercamiento, que ocurre cada 16 años en promedio (una veces 15 años y otras 17 años)4, toda vez que ha quedado demostrado, y lo hemos verificado, que los perigeos de Marte exacerban la violencia civil (aumentan las protestas callejeras y los enfrentamientos del pueblo con las fuerzas del orden), y “producen” entrampamientos militares.

 

A nuestro juicio, la explicación cosmobiológica de las serias dificultades que tuvo nuestro país para desalojar a los soldados ecuatorianos de nuestro territorio durante el enfrentamiento fronterizo entre el Perú y Ecuador de 1995 o Guerra del Cenepa se debió al acercamiento de Marte hacia la Tierra, aunque se argumentara que esto se dio porque el clima nos jugó en contra5.

 

Hasta aquí enunciamos una mirada desde la ecología cósmica (ecología cósmica aplicada al comportamiento social, a la psicología colectiva) acerca del ambiente que formará Urano, y el hecho de que los peruanos podríamos volver a vernos asediados por dicho ambiente o uno similar entre los años 2018 y 2024; pero el campo de estudio de la ecología cósmica nos dice que, así como analizamos a Urano y a los eclipses (de Sol y de Luna), también debemos analizar en nuestro trazado los ambientes cósmicos que generan Neptuno, Plutón y las estrellas, para conocer sus repercusiones sobre el Bicentenario de República del Perú.

 

Señalaremos que los contactos inarmónicos de Plutón con el Sol “producen”: atentados contra el poder, dictaduras crueles, crímenes, magnicidio, corrupción extrema, genocidio, terrorismo y guerras (especialmente, guerras étnicas)6.

 

¿Y cómo es el ambiente cósmico que forman los influjos de Neptuno? Es de estafa o engaño, corrupción, ilusión y desilusión; de alejamiento (incluimos aquí al encarcelamiento, expatriación y exilio), secuestro y narcotráfico. El ambiente formado por los influjos de Neptuno involucra el gas, el plástico y el agua (sea esta marítima, lacustre o fluvial, de consumo, contaminada, así como la ausencia de este líquido).

 

Léase en la sección Referencias y Bibliografía7 los sucesos relacionados con el ambiente cósmico que generan Plutón y Neptuno.

 

En relación con los ambientes que generan las estrellas, no encontramos estrella alguna que actúe sobre las posiciones del Sol y de la Luna del Día de la Independencia del Perú en la primera mitad del siglo XXI; por lo tanto, consideramos que cielo está a favor de los peruanos, y nos expresamos así porque algunas estrellas influencian de tal manera que la gente actúa con descortesía, soberbia y petulancia, y no les permiten a los gobernantes y gobernados mantener la prosperidad de la nación8.

 

El Ambiente en que vivimos, el Ambiente que rodea a nuestro planeta Tierra no solo está integrado por los distintos climas, los distintos grados de purificación del aire que respiramos y los azotes de la Naturaleza; sino que también está integrado por las partículas que nos llegan a través del viento solar, el entorpecimiento en las comunicaciones causado periódicamente por las incursiones de Mercurio hacia nuestra órbita, los efectos que los eclipses provocan en la conducta y actividades de la gente, las protestas violentas impulsadas por los acercamientos de Marte hacia la Tierra, etc.

 

En el cumplimiento de los compromisos espirituales, por ejemplo, es importante que todo postulante a ser representante de la Gran Fraternidad Universal (Fundación del Dr. Serge Raynaud de la Ferrière) conozca por cuáles países se desplaza la umbra de su eclipse de Sol natal, pues dicho oscurecimiento nos indica que es precisamente en esas zonas geográficas donde la gente espera que el representante o comisionado les aporte “Luz”, y el servidor representante debe tener mucho cuidado de no protagonizar detracciones y divisionismos cuando su eclipse de Sol natal oscurezca su país de nacimiento.

 

A nuestro juicio, instituciones como Greenpeace, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, la Gran Fraternidad Universal (G.F.U.), etc., deberían incorporar a la ecología cósmica en sus agendas de trabajo, toda vez que no vivimos desconectados del cosmos. Si admitimos, por ejemplo, que las guerras, hambrunas y epidemias “responden” a influjos provenientes del sistema solar que, en suma, alteran nuestro medio ambiente o ecosistema, así como nuestra salud, bienestar, entre otras cosas, podríamos “construir” más prontamente hombres y mujeres trascendentales (esto es, hombre y mujeres que han trascendido sus limitaciones para unirse con la Naturaleza y los seres que la habitan).

 

El próximo 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, hagamos votos para que las Naciones Unidas amplíen el campo de estudio y protección ambiental más allá de las órbitas de Júpiter, Saturno, Urano, etc. Y nosotros, que nos esmeramos por seguir las Enseñanzas del Cristo de la Nueva Era del Aquarius, también debemos hacer votos todos los días para que el centro geognóstico del Perú no sea vapuleado por el cosmos en la forma que hemos descrito para la próxima década, pues el ambiente social penetra el ambiente espiritual y en ocasiones lo perturba negativamente. Citamos como ejemplo el ambiente social y económico que vive Venezuela desde 1999, un país que, a menos que reoriente su relación gobernante–gobernados, viviría hechos sociales muy lamentables entre los años 2020–2024 (explicables a partir de la fase de Luna Llena del eclipse de Sol del 8 de abril de 2005, que oscureció los cielos de Venezuela). Esto es algo que no puede soslayar la G.F.U.

 

 

Ing. Geo. Rubén Jungbluth

Asesoría en Cosmobiología

 

15 de abril de 2018

Miami, Florida

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