¡SOY COMO EL AZÚCAR PARA LOS HOMBRES CASADOS!

“No hay hombre soltero que me pretenda, todos los que se me acercan son casados; esa es una constante desde que tuve mi primer pretendiente. Al  principio, yo creía inocentemente lo que me decían: “me estoy divorciando”, “ya me separé”, “no quiero a mi esposa”, etc.; en fin, todas las cosas que los hombres les dicen a las jóvenes para que los acepten, y al final, todo es mentira”. “Pareciera que soy como el azúcar para los hombres casados”.

“En mi hogar vi como mi madre sufrió mucho porque mi padre fue un marido infiel, que tenía queridas a diestra y siniestra. Recuerdo cierta ocasión en que yo tenía ocho años de edad, cuando vi en la puerta de la casa a una mujer que le reprochaba a mi madre por qué no dejaba  libre a mi padre. Dicha mujer engañada creía que mi madre se negaba a darle el divorcio. Finalmente, mi madre botó a mi padre de la casa porque ya estaba cansada de tanto engaño, vergüenza y humillación, no solo para ella sino también para mi hermana y para mí”.

Esta es la introducción que me hiciera una consultante, para luego formularme la pregunta: ¿Por qué me persiguen los hombres casados?  ¿Acaso estoy pagando algún Karma, tal vez el de mi padre?

La respuesta saltó de inmediato a mi mente, pero antes de dársela a conocer, por seguridad, le pregunté su fecha de nacimiento; asimismo, le pregunté por la fecha de su última mudanza, y si había tenido algún aborto y había adoptado alguna mascota. Aunque mis dos últimas preguntas le parecieron extrañas, me respondió que nunca había abortado y que no tenía mascota. (¡Ah, si las personas supiesen cómo modifican el destino los abortos, así como las adopciones de mascotas!).

Con los datos que me proporcionó levanté los horóscopos de nacimiento y la mudanza. Eso me permitió encontrar que el Sol estaba mal alineado con Júpiter en ambos horóscopos. En la cosmobiología, el Sol simboliza al padre, el jefe y el esposo; y Júpiter, la alegría y la abundancia, pero también la doble moral y la infidelidad. En la mitología grecorromana, Zeus o Júpiter es un personaje que tiene esposa, hijos y una multitud de amantes.

Una vez detectado el problema, ¿cuál sería la solución para esta persona? Una mudanza de casa en un día y una hora en que Júpiter y el Sol estén bien alineados, tanto para ella como para la casa. La idea fue y sigue siendo: “La casa debe obrar como una prótesis, algo así como disimular un pie desviado calzando un zapato ortopédico”… Y, de paso, busqué también que no subiera de peso debido al día de su mudanza (esto suele ocurrir cuando Júpiter está en contacto con la zona 1 del horóscopo: el cuerpo físico. Es mejor que este astro se ubique en la zona 2, para que lo que “engorde” sea nuestra billetera).

En un año cualquiera, el Sol y Júpiter muestran tres buenos alineamientos para las damas, de los cuales debemos considerar dos para una mudanza (cuando ambos astros están a una distancia de 120º o en trígono). En ocasiones, estos dos astros reciben influjos inarmónicos de otros planetas; por lo tanto, para no esperar dos o tres años para su mudanza, recurrimos al alineamiento del Sol con Saturno (que simboliza el respeto por la ley y el orden, así como “el freno”, en este caso, de los instintos).

Una vez hechos los cálculos y seis meses después de que mi consultante realizara su mudanza, me llamó para contarme que tenía un pretendiente, cuyos antecedentes había verificado exhaustivamente: era viudo y 12 años edad mayor que ella. Rápidamente pensé: “Consiguió un padre que la va cuidar, la va mirar solo a ella y, de seguro, ella va a transmutar las ideas de autosufrimiento para aliviar los dolores que viviera su madre…”. “No está mal -me dije- la manera en que salieron las cosas tras su mudanza”. Así que, cumpliendo con su pedido, le di una fecha para la boda y también para una nueva mudanza (en muchas ocasiones, la luna miel se transforma en una luna de hiel debido a un ingreso poco auspicioso a la casa, lo que da como resultado un divorcio).

Muchas jovencitas vienen a mi consulta y me cuentan que están saliendo con un muchacho y desean saber cómo les irá en dicha relación. Como no me gusta matar ilusiones, les digo: “Bien, te irá bien”, pero también les digo: “Es mejor ponerse primero el calcetín y después el zapato”. Así que, amigo(a) lector(a), si has entablado una relación un(a) chico(a), haz una análisis de compatibilidad de ambos horóscopos, con lo que despejarás tus dudas y sabrás si esa persona te conviene o no.

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