La primera semana de marzo (2017) estuve en Aracaju, ciudad ubicada al este de Brasil. Para nosotros, Brasil es un país en donde, a pesar de los momentos económicos difíciles que está atravesando, su gente sonríe, les da la bienvenida a los visitantes y hace que se sientan en casa.
Como práctica anti estrés, a mi esposa y a mí nos gusta realizar caminatas en las que conversamos y aprovechamos para planificar y, a la vez, mirar la arquitectura y las distintas construcciones en las ciudades que visitamos (en los días de nuestros cumpleaños y anti cumpleaños). También nos gusta mirar los números que aparecen en las puertas de los edificios, las casas y los proyectos en construcción.
En el caso de los proyectos, el ritmo lento o rápido de las ventas guardará relación con la numeración del inmueble, el día y la hora en que los constructores pusieron a la venta los apartamentos u oficinas, o la colocación de la “primera piedra”, que da inicio a la construcción. Estos tres considerandos tienen gran importancia, pero le corresponde a la numeración ser una especie de informante silencioso y misterioso que nos dice lo que le(s) acontecerá a la(s) persona(s) que vivirá(n) o trabajará(n) en dichos apartamentos u oficinas.
Una tarde en que caminábamos por el malecón de Aracaju vimos construcciones de edificios paralizadas, hoteles descuidados y centros deportivos abandonados, así como también negocios que marchaban estupendamente. Verificamos, una vez más que los edificios paralizados tenían una numeración descendente (el valor de los dígitos de la derecha era más bajo que el de los dígitos a la izquierda) colocada en su puerta de ingreso; vimos hoteles bien ubicados que contaron con glamur en determinado momento y ahora sobreviven a duras penas. La puerta de ingreso del hotel donde pernoctamos tenía una numeración ascendente; de izquierda a derecha todos los dígitos eran ascendentes (todo número de la derecha era más alto que los de la izquierda); a nuestro juicio, esto hacía que el hotel estuviera lleno de visitantes y turistas, a pesar de que la economía brasileña está bastante deprimida.
¿Puede el número de la puerta de un domicilio mantener en alza la economía de sus habitantes? ¿Puede el número de la puerta cambiar nuestra vida o, al menos, mejorarla? Sí, definitivamente pienso que sí. A mí que me ha tocado mudarme muchas veces puedo decir que el número ascendente de una puerta impulsa nuestro progreso y nos trae prosperidad. Al igual que todos, años atrás yo tampoco ponía atención a los números, pero, haciendo una retrospectiva, puedo decir que avanzaba más en mis actividades y la familia fue más dichosa cuando vivimos en viviendas con los números: 17, 18, 428, 4680, 5600; por eso, cuando vimos un apartamento en un edificio signado con el número 1070, lo adquirimos, y considero que nos está yendo bien desde que nos mudamos, hace poco tiempo.
En un edificio donde vivimos 25 años atrás, cuya numeración era 275 y nuestro departamento era el 303, donde vivimos dos años, puedo decir que no nos fue mal; pienso que fue porque nos mudamos en un día y una hora astrológicamente calculados, pero también pienso que podría habernos ido mejor si hubiera cambiado el número 303 por el 3080 (el cambio de número tendría que haber sido en una fecha astrológicamente calculada). En la década de los 90, no tenía idea alguna sobre el poder de los números en las casas y oficinas.
Amigo lector, pienso que deberías revisar el número de la puerta de tu domicilio y cambiarlo si dicha numeración no solo no es ascendente sino que, al hacer la reducción aritmética del número (sumando todos sus dígitos), el resultado es menor a 3.
Ejemplo: imaginemos que el número de tu domicilio es el 201. En principio, señalamos que no debemos preocuparnos si aparece un cero entre los dígitos y, claro, debemos alegrarnos bastante si el cero aparece al final de la numeración ascendente porque el cero a la derecha es señal de expansión.
Al mirar el 201, vemos que el dígito 1 es menor que el dígito 2, lo que denota pérdida del progreso porque del 2 pasamos al 1. Una situación favorable y con próspero crecimiento sería si viviésemos en un apartamento cuyo número fuera el 203, 204 o 205, etc. porque el número de la derecha es más alto que el de la izquierda. Recordemos que debemos ignorar el cero que hay entre los números.
Ahora bien, al reducir el 201 obtenemos 3 (2+0+1=3) que simboliza la salvación, la felicidad y la liberación. Si pudieses cambiar el 201 por el 206, tu prosperidad dará saltos importantes hacia arriba, y el 206, convertido en 8 por la reducción, denota la presencia de la multiplicación (algunos sostienen que es la multiplicación hacia el infinito) y la práctica de un verdadero catolicismo (que significa universal, esto es, convivencia armónica con todas religiones).
Si no estás contento con el número de tu casa u oficina y quieres cambiarlo, hazlo cuando la Luna este en una de sus fases ascendentes. Si no sabes cuándo sucede esto, por favor, no te preocupes, ingresa a nuestra web, donde encontrarás las fechas ascendentes (desde la Luna Nueva hasta dos días antes de la Luna Llena) y descendentes en el calendario de la Luna para impulsar los negocios en el año 2017.