EL PÉNDULO SOLAR ME ENCAMINÓ NUEVAMENTE HACIA EL ÉXITO

Con cada viaje que hacía mejores oportunidades me venían

Siempre he sido una mujer trabajadora y exitosa con solo 35 años, ya era Directora General de un Colegio muy reconocido en mi país y el éxito me sonreía. Tenía un novio con quien pensaba casarme y el cual me apoyaba en todo. En realidad, la suerte parecía ser mi compañera.

De buenas a primeras y sin explicarme cómo, todo cambio. Comenzaron grandes conflictos en mi trabajo y tan difícil se tornó la situación, que decidí adelantar un traslado a la Florida, donde tenía pensado mudarme con el novio unos años más tarde. La idea era que, en unos meses, a más tardar un año, el novio me alcanzara y continuaríamos con nuestros planes de casarnos y ser muy felices.

Lamentablemente, el novio nunca llegó, a los pocos meses me dijo que ya no quería estar conmigo y poco a poco se fue alejando, hasta el punto de que ni me respondía las llamadas telefónicas.

En el área de trabajo la cosa tampoco mejoró y realmente la mudanza a la Florida parecía haber sido un muy mal paso. Desesperada y buscando en internet, encontré unos videos de Rubén Jungbluth, donde hablaba del impacto de las mudanzas en nuestras vidas y cómo con ellas podemos cambiar nuestro destino.

Sin mucha esperanza, pero sin alternativas, le llamé para una cita. Esa primera conversación con Rubén abrió mi mente a una nueva perspectiva sobre la vida y la posibilidad de alterar nuestro destino para mejorarlo.

Comencé a buscar empleo en otros países hasta que por fin me mudé al Caribe, cerca de mi lugar original. Rubén me indicó la hora y día en que debía entrar a mi nueva casa, y así lo hice. Mi nuevo entorno se hizo mucho más llevadero y rápidamente comencé a relacionarme de forma muy amena con muchas amistades y enamorados. De igual forma, mi carrera comenzó a despuntar nuevamente y todo mejoró.

La oportunidad de un acenso se presentó en mi trabajo. Veintiséis candidatos solicitaron este puesto y yo quedé entre las dos finalistas. Lamentablemente, no fui escogida y esto me dejó devastada. Sinceramente, yo pensaba que era el postulante más preparado y la idea de tener que trabajar bajo la supervisión de alguien de menor nivel académico y experiencia que yo, me mortificaba.

Se acercaba mi cumpleaños, que es en noviembre, y nuevamente llamé a Rubén. Le expliqué lo ocurrido y me indicó que viajara a Hawái, para que nuevas y mejores puertas de trabajo se abrieran ante mí. Con sacrificio hice el viaje desde el Caribe hasta el Honolulu.

Sin demora comencé a buscar trabajo y unas semanas después de regresar de mi viaje, se me presentó una oportunidad maravillosa de empleo en China.  El salario y las condiciones, mil veces mejor que las del trabajo para el que no me habían seleccionado anteriormente.

Ya con una relación de consejería con el Sr. Jungbluth, comencé a hacer viajes de cumpleaños y anti-cumpleaños con propósitos específicos que con estos viajes se facilitaban rápidamente.

Después de varios y exitosos años en el país del Dragón del Oriente, extrañaba mi querido Caribe. Yo residía en la ciudad de Beijing, y la indicación fue muy sencilla; pasar mi cumpleaños en Shanghái.  Así lo hice la segunda semana de noviembre, para mi cumpleaños.

Ya estaba en conversaciones con una escuela en mi islita querida y sorprendentemente, a fin de noviembre ya estaba contratada. Así, poco a poco continuaba alcanzando mis metas y moviendo las fichas de mi vida a mi favor, con mis viajes de cumpleaños y anti-cumpleaños, o como el Ing. Jungbluth denomina: El Péndulo Solar.

Otra cosa que me favoreció mucho fue cambiar el número de mi domicilio. El número de mi apartamento era el 282, y tal como ese número, mi vida allí había tenido una subida y luego una gran bajada.

Rubén me buscó el día y la hora para cambiar el número de mi apartamento a uno que propiciara la vida en pareja. Seguí al pie de la letra sus instrucciones y en seguida el novio que tengo comenzó a frecuentar más y más mi apartamento, quedándose periodos largos, hasta casi estar mudado conmigo. Comenzó a ayudar con arreglos en la casa, como si fuera la suya y dándome gran apoyo en todo.  Tanto así, que cuando viajo por periodos largos a trabajar en otros países, él se queda a cargo de mi vivienda, la mantiene y siempre está en el mejor estado para mi regreso.

He querido compartir mis experiencias antes y después de conocer a Rubén y la cosmobiología, con el deseo sincero de que otros se beneficien de este conocimiento.

No hay necesidad de vivir condenados a sufrir, ni a conformarnos con lo poco que venga.  Tenemos la oportunidad de cambiar nuestro rumbo hacia el éxito y la felicidad. ¡Gracias Rubén Jungbluth por tus sabios y acertados consejos!

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