Mi nombre es Clara, tengo 48 años y, hasta hace unos meses, sentía que había perdido el rumbo de mi vida. Mi matrimonio de casi 20 años terminó en divorcio el año pasado, una experiencia que me dejó sumida en una tristeza profunda. La sensación de soledad y fracaso era abrumadora, y no lograba encontrar la fuerza para salir adelante. Los días pasaban, y me sentía atrapada en una rutina vacía, sin propósito ni esperanza.
Una amiga cercana, que sabía lo mal que estaba, me habló de Rubén Jungbluth y de su enfoque astrológico en la cosmobiología. Me mencionó el “Viaje de Venus”, una experiencia que, según ella, me ayudaría a reencontrarme y fortalecer mi amor propio. Aunque no entendía del todo en qué consistía, decidí intentarlo. Después de todo, necesitaba algo que me ayudara a ver la vida con otros ojos.
La Consulta con Rubén
Al llegar a mi consulta con Rubén, recuerdo que me recibió con una calidez y comprensión que no había sentido en mucho tiempo. Le conté sobre mi divorcio, el dolor que sentía y lo perdida que estaba. Rubén me explicó que, más allá de cualquier evento externo, mi verdadero reto era recuperar el amor propio, ese que, sin darme cuenta, había abandonado con los años.
Rubén estudió mi carta astral y seleccionó una fecha y hora específicas para mi “Viaje de Venus”, un momento astrológico que estaría en total armonía con mis energías. Me explicó que este viaje tenía como objetivo elevar mi autoestima y fortalecer mi personalidad, permitiéndome proyectar una luz diferente desde mi interior.
Mi Viaje Transformador
Viajé en la fecha indicada con una mezcla de emoción e incertidumbre. Me preparé siguiendo las recomendaciones de Rubén: llevaba conmigo un cuaderno donde anoté todas las cosas que anhelaba para mi vida, desde la paz interna hasta la confianza en mí misma.
Durante el viaje, comencé a sentir algo que no había sentido en mucho tiempo: paz. Dedicar esos días a mí misma, en un entorno diferente, me permitió recordar quién era antes de que las circunstancias me consumieran. Me reencontré con mis pasiones, redescubrí mi valor y, poco a poco, comencé a sentir que podía volver a amar… empezando por mí misma.
Resultados que Cambiaron mi Vida
Al regresar a casa, algo había cambiado. No era solo mi actitud, sino también la manera en que los demás me percibían. Amigas y familiares notaron que me veía más radiante, y en el trabajo, mis compañeros empezaron a acercarse a mí de una forma diferente. Mi autoestima comenzó a reflejarse en mi apariencia y en mi forma de relacionarme con los demás. Pero lo más importante fue cómo logré enfrentar mi dolor de otra manera, dejándolo atrás para poder avanzar.
Hoy, meses después del “Viaje de Venus”, puedo decir que he recuperado mi sentido de identidad. La depresión que me atrapaba ha quedado atrás, y cada día me siento más segura y feliz. Agradezco profundamente a Rubén por haberme guiado en este proceso; su experiencia y sabiduría me dieron las herramientas para transformarme y ver la vida con nuevos ojos.
Un Consejo Final
Si estás pasando por un momento difícil, te recomiendo que explores esta experiencia. El “Viaje de Venus” fue más que un viaje; fue un renacimiento. Aprendí que todo cambio empieza desde el amor propio y que, cuando nos amamos, nuestra luz ilumina todos los aspectos de nuestra vida.