AMORES DEL PASADO ¿LO DEJARÍAS TODO POR ESE AMOR?

Esta historia de una de mis consultantes, quien me autorizó a publicarla, es como la de muchos de nosotros. ¿Quién no se ha enamorado por lo menos una vez en su vida, y por circunstancias x, y o z tuvo que interrumpir dicha relación de amor que lo envolvía con pasión y locura?

Sofy, la dama de esta historia, tenía 22 años de edad y hacía prácticas pre-profesionales de fisioterapia en una clínica cuando conoció a un joven médico, Antón, y, al verlo, sintió súbitamente el flechazo de Cupido (el travieso Eros que siempre dispara dardos de amor), al igual que él, y entre ellos surgió de inmediato una relación amorosa.

Salieron durante todo un año, pero llegó el momento en que Antón tenía que regresar a su país y, antes de abandonar España, le pidió a Sofy que se casara con él y que se fueran a vivir al país de donde él provenía; pero ella no podía hacerlo, le dijo tenía que no podía abandonar a sus padres, pues era hija única, tenía que terminar su carrera, en fin, miles de situaciones que no la dejaban ir. Él le rogó que no lo dejara marcharse sin ella, pero mayor fue la responsabilidad de Sofy que su amor por Antón.

Antón regresó a su país y el asumió que el hecho de que ella no quisiera acompañarlo a Ecuador, como que su amor no era suficiente para ella, y que, por lo tanto, ella no quería arriesgar su futuro con él. Sofy le escribió muchas cartas, pero Antón nunca le contestó. Para él, ese capítulo se había cerrado.

“No sabes – me dijo en nuestra consulta –, ha transcurrido 30 años desde que Antón se fue y sigo pensando en él, no hay día que no piense en él, en cómo me rogaba que me casara con él y me fuera a Ecuador, pero yo era una cabeza dura preferí a mi familia antes que a él. Te confieso que aún lo amo”.

“Me casé cinco años después de su partida, pero no con el amor de mi vida. Tuve dos hijas a quienes les entregué todo mi amor, para no pensar más en Antón. Y mi vida simplemente transcurrió, sin altibajos, solo respiraba, y el recuerdo de ese amor era lo único que me daba fuerzas para seguir adelante, soñando que algún día volvería y me propondría nuevamente que me vaya con él y yo le diría: “Sí, al diablo con toda mi familia”. En mis postreras reflexiones, me di cuenta de que hubo mucho egoísmo en la manera en que me criaron mis padres, pero bueno, eran otros tiempos, otra mentalidad”.

En enero de 2017, Sofy recibió un mensaje en su Facebook, era su amor del pasado, quien le preguntó si podía llamarla por teléfono, pues era importante para él saludarla, saber cómo estaba, y quería escuchar nuevamente su voz.  Ella no lo podía creer, “¿Una broma del destino – se dijo para sí–, Dios ha escuchado mis lamentos después de 30 años?”. Y, esta vez, sin miedo le contestó de inmediato (con lágrimas que no la dejaban ver bien lo que escribía), diciéndole: “Llámame, hace 30 años que estoy deseando hablar contigo”.

A los 10 minutos, en momentos en que Sofy aún estaba en shock por ese mensaje, recibió la llamada por el WhtsAapp, y Antón le dijo: “¿Sofy –con voz temblorosa–, Sofy, eres Sofía?” Lo único que Sofy pudo hacer fue acentuar un sí con la cabeza, pues ni siquiera podía emitir un gemido de su garganta como para darle una señal que lo escuchaba, y este brillante medico cortó el WhtsAapp.

“No puede ser, soy una cobarde, he esperado este momento por 30 años, he soñado con esta llamada y no pude decirle: sí, soy yo”. Era como cuando uno tiene una pesadilla –me seguía narrando Sofy–, quieres gritar y la voz no te sale. Me fui al baño, me lavé la cara grité frente al espejo y me dije: ubícate y deja esas mariconadas a un lado”.

“Lo llamé y contestó una voz calmada, y le dije: “Antón es Sofia, Sofy”. Hubo un silencio del otro lado, ¿y ahora qué? –me dije–, y, sin esperar respuesta, le dije: no he dejado de pensar en ti en estos 30 años. Escuché mi nombre, con la misma voz melodiosa de 30 años atrás, y me dijo: “quiero verte”. Tenía un nudo en la garganta, me ahogaba, pero saqué fuerzas y le dije: “Yo también quiero verte, y si volvieras a pedirme que me vaya contigo, esta vez sí lo haría”. Créeme, Rubén, que en un solo instante volví a sentirme joven, sentí que el destino volvía a darme una nueva oportunidad”.

“Por eso es que me he contactado contigo, Rubén, tengo que decirle cuándo puede venir a España. En ese instante que conversamos, quise decirle: “Ven ahora mismo”, pero he aprendido, a través de tus programas de TV por internet, que todo tiene su tiempo, así que quiero que me ayudes a encontrar el tiempo propicio para que Antón venga a verme, pues a los dos nos ha ido mal en el amor y queremos rescatar lo que podamos de aquel amor. Como han pasado 30 años y ya no soy la jovencita de antes, se puede desilusionar”.

Al analizar las cartas astrales de estos dos “forever young”, encontré en la carta de Sofy que Juno (que se encontraba en casa 1 pero en oposición a Eros) la llevó a elegir la responsabilidad en vez del amor. Y fue este mismo Juno el que la llevó a entregarse a ser únicamente una mamá y no una esposa.

Encontré que el Neptuno de Antón le imprimía la característica de los amores del pasado (de siglos pasados), cuando era un deleite vivir sufriendo por amor (influencia típica de Neptuno en la casa 5 de un horóscopo), y encontré también que Sofy había nacido con Venus retrógrado. Y, claro, después de lamentar para mis adentros que ella hubiera nacido con esta posición planetaria (posición que retarda las vivencias de amor), me alegré porque pude encontrar la fecha para que Sofy y Antón vuelvan a reunirse: 6 de marzo de 2017, minutos antes de las 8 de la noche (exactamente, a las 7:53 p.m.), en Madrid.

¿Por qué ese día, 6 de marzo de 2017? Porque Venus volvía a ponerse retrógrado, al igual que en el momento en que Sofy nació.

En un horóscopo, Venus retrógrado difícilmente permite que una persona sea feliz en el amor, algunos dicen que es porque dicha persona tiene el síndrome de Narciso, yo pienso que no es feliz porque no encuentra al amor de su pasado, pero puede encontrarlo cada 18 meses, por un lapso de 40 días. En ciertos casos, en los horóscopos de damas, decimos lo mismo cuando Marte retrógrado aparece en su casa 7 (esta condición cósmica nos dice que las damas difícilmente serán felices si no ven a su pareja como un amor del pasado).

“Tenemos que esperar hasta el 6 de marzo, son dos meses, no sé si podremos hacerlo”, me dijo Sofy. “Tienes que hacerlo –le respondí–. Además, no estarían mal esos meses para que bajes esos kilitos demás”. “Ok, me dijo, así lo haremos”.

El 24 de marzo pasado (marzo de 2018) recibí una foto de estos “forever young”, que me hizo recordar la película Los Ángeles del Destino (The Adjustment Bureau) con Matt Damon y Emily Blunt, quienes pudieron vencer al destino oculto y llegar a estar juntos.

Amigo(a) lector(a) si te sientes identificado(a) con esta historia, en 2018 debes tener cuidado con estas fechas: 22 de marzo – 25 de abril; 25 de julio – 20 de agosto; y, sobre todo, ten cuidado con el periodo 04 de octubre – 06 de diciembre, pues podrías sucumbir a los “Amores del Pasado”.

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