La palabra “Chakra” proviene de la lengua sánscrita que significa vórtice o rueda y hace referencia a los 7 puntos de energía que componen nuestra consciencia y sistema nervioso. Para hablar en términos fáciles, los chakras son como unos depósitos de energía que están conectados entre sí.
Imagina tus chakras como lagunas que están conectadas entre sí por un río y que si una de esas lagunas está tapada con “desperdicios emocionales” la energía no fluye correctamente a través de tu ser. Cuando somos conscientes de esto, tenemos la capacidad de poder llevar un estilo de vida más estable emocionalmente, y por consiguiente, más sano.
Cada chakra tiene un propósito y se bloquea con ciertas emociones, te los presentamos a continuación:
1. Chakra raíz – Muladahra: se encuentra situado en el inicio inferior de tu columna vertebral. Este chakra está relacionado con la convivencia y la emoción. Lo bloquea el miedo. Es de color rojo.
2. Chakra sexual – Svadhisthana: el segundo chakra es de color naranja y esta vinculado con el placer. Lo bloquea la culpa.
3. Plexo solar – Manipura: este chakra está vinculado con el estómago y es de color amarillo. Está relacionado con la fuerza de voluntad y se bloquea con la vergüenza.
4. Chakra del corazón – Anahata: este chakra es de color verde y está relacionado con el amor. Esta energía se bloquea cuando sentimos dolor, pero no el físico, sino el espiritual.
5. Chakra de la garganta – Vishuddha: este es el chakra del sonido, el de la verdad y es de color azul. Esta energía se bloquea con las mentiras que proferimos.
6. Chakra del tercer ojo – Ajna: esta energía está relacionada con la intuición y el discernimiento. Es de color lila y este campo se bloquea cuando sufrimos de desbalances nerviosos como el estrés o la ansiedad.
7. Chakra corona – Sahasrara: se encuentra en la coronilla de la cabeza, es de color blanco y es el campo energético del pensamiento que nos conecta con el cosmos y lo divino. Se bloquea con ideas mundanas.
Podría pensarse que estar en balance y armonía es imposible, pero no se trata de eso, sino de aprender a conocerse a uno mismo y tener la capacidad discernir entre lo que nos hace bien y nos hace daño, para así ser mejores humanos cada día.