El 3 de julio (de 2018), la revista Americas Quarterly señaló que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, apodó al presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador: “Juan Trump”, porque lo considera muy similar a él. Sin embargo, con mucho tino, el presidente estadounidense se abstuvo de mencionar las diferencias entre ambos, las mismas que se verían reflejadas en sus administraciones. Desde el punto de vista del cosmos, ¿podemos hablar más acerca de las similitudes y, sobre todo, las diferencias entre ambos mandatarios? Sí, recurriendo a la Cosmobiología, que nos dice que:
El presidente Trump y el presidente electo de México, Andrés López Obrador (quien ganara las elecciones el 1 de julio de 2018 y juramentará su cargo el 1 de diciembre), no solo tienen en común el haber triunfado el día de su elección por haber presentado candidaturas antisistema, sino que también ganaron por haber sido favorecidos por las influencias de Júpiter durante sus campañas y el día de su elección, lo que viene a confirmar, una vez más, que los influjos de Júpiter otorgan las victorias electorales. Estar bajo el manto protector de las influencias cosmobiológicas del planeta Júpiter es una victoria segura.
Pero, ¿cómo podemos saber si estamos o no bajo el manto protector de Júpiter durante un tiempo determinado tiempo –el tiempo de una competencia–, y, si no lo estuviéramos, qué podemos hacer para ser merecedores del triunfo en una competencia, que es lo que concede dicha protección? Para dar respuesta a esta pregunta tomemos como ejemplos las victorias electorales de Trump y López.
En el mes del triunfo electoral de D. Trump, noviembre de 2016, Júpiter iluminaba con influjos positivos a los nacidos en los signos de la Balanza, el Aguador y los Gemelos. D. Trump pertenece a este último signo (n. 14 de junio de 1946, con el Sol sobre los 22° de los Gemelos); por lo tanto, desde el punto de vista de la cosmobiología aquí radica la explicación del triunfo de Trump sobre Hillary Clinton (n. 26 de octubre de 1947), candidata demócrata nacida dentro del signo del Escorpión (signo que no estuvo favorecido para hacerse con la presidencia de los Estados Unidos en noviembre de 2016). Adicionalmente, señalaremos que, en noviembre de 2016, Júpiter realizaba un movimiento directo (típico de los planetas que están alejándose o están bastante distantes de la órbita terrestre), lo que se interpreta como una opción de triunfo para un candidato que postula por primera vez. Si Júpiter estuviera desplazándose angularmente de manera retrógrada el día de la elección, la primera opción de la victoria la tendría aquel candidato que postula por segunda o más veces.
En 2018, Andrés López Obrador postuló por tercera vez1, y ahora sí levantó la bandera del triunfo, imponiéndose largamente sobre sus adversarios más cercanos: Ricardo Anaya (n. 25 de febrero de 1979), José Antonio Meade (n. 27 de febrero de 1969) y Jaime Rodríguez (28 de diciembre de 1957). Los dos primeros son nativos del signo de los Peces; y el tercero, de Capricornio. Las elecciones se realizaron el 1 de julio, precisamente cuando Júpiter se ubicaba sobre los 13° del Escorpión y en posición retrógrada, lo que nos permitió pronosticar (con meses de anticipación) que Andrés López Obrador sería el sucesor de E. Peña Nieto para el periodo presidencial 2018 – 2024.
Sin embargo, de acuerdo con el artículo 83 de la Constitución mexicana (cuya reforma se aprobara el 10 de febrero de 2014), Andrés López terminará su mandato sesenta días antes que sus predecesores, pues no se quedará hasta el 30 de noviembre de 2024; lo hará hasta el 1 de octubre, fecha en que será relevado por un nuevo presidente que, a juicio de nuestras investigaciones cosmobiológicas, tendrá el compromiso de evitar que México vaya por una senda semejante a 1910 – 1920, años de guerras civiles de la Revolución Mexicana. Andrés López Obrador debe impulsar una Revolución Científica y Tecnológica liderada por jóvenes y adultos jóvenes, y el mandatario que lo suceda debe continuarla. Eso evitaría que dichos jóvenes y adultos jóvenes se encaminen a destruir el Estado, desde 2024 en adelante (es posible que desde un año antes pudiera presentarse un clima de beligerancia, algo típico de las influencias de los eclipses de Sol).
En los Estados Unidos de América, en virtud de la Vigésima Enmienda de su Constitución (17 de septiembre de 1787), desde 1937, los presidentes inician su mandato al mediodía del 20 de enero, cada cuatro años; en tanto que la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos (5 de febrero de 1917) señala que la renovación presidencial ocurrirá a las 00:00 horas del 1 de diciembre, a la medianoche, cada 6 años (desde 1928, pues antes de ese año, era cada 4 años), la misma que entra en vigor con la juramentación (Protesta) del presidente en la mañana, antes del mediodía (F. Calderón protestó a las 9:47 a.m. y E. Peña Nieto, a las 11:16 a.m.). Desde el punto de vista de la Cosmobiología, “un nacimiento” al mediodía trae mayores oportunidades de éxito que un nacimiento a medianoche.
A nuestro juicio, de acuerdo con la reforma electoral, México debería registrar en su Constitución que la renovación del mandato presidencial debería ocurrir al mediodía del 1 de octubre (debería apartarse de la tradición de renovar el mandato presidencial el 1 de diciembre a las 00:00 a.m., o medianoche); esto le permitirá al presidente dos cosas: (a) conducir los destinos de México por caminos de alta prosperidad y (b) estar en una posición de igualdad psicológica y mental que los Estados Unidos de América. Como consecuencia de ello, el presidente de México será más respetado y ejercerá su principio de autoridad con gran dignidad.
Lo expresado nos lleva a señalar que el presidente electo, Andrés M. López O., debería apartarse del protocolo: “Medianoche en el Palacio Nacional” (no asistir al Palacio Nacional a las 00:00 a.m. del 1 de diciembre); debe esperar la llegada del mediodía del 1 de diciembre en el Congreso para recibir (minutos antes del mediodía) del presidente E. Peña Nieto lo que tenga que recibir e inmediatamente juramentar su cargo de presidente al mediodía en punto. De esa manera, su administración tendrá el éxito que no han cosechado sus recientes predecesores y la población mexicana no hará eco a los influjos destructivos del eclipse de Sol del 8 de abril de 2024 (que, desde 2023, tratará de empujar a los mexicanos a levantarse en armas contra el Gobierno).
Hemos señalado que D. Trump (del signo de los Gemelos) ganó la presidencia (en noviembre de 2016) por las influencias que recibiera de Júpiter. En 2019, este planeta le dará la espalda, esto es, le retirará la buena suerte para entregarle el desprestigio (esto les sucede a los nacidos en el signo de los Gemelos cada 12 años cuando Júpiter se desplaza a través del Arquero, esta vez, en 2019), a lo que se suma el hecho de que el planeta Saturno (“el generador de obstáculos y execraciones”), desplazándose en 2019 a través de Capricornio, inducirá al presidente de los Estados Unidos D. Trump a vivir desprestigios y rechazos (pronóstico que hacemos analizando el Sol, símbolo del presidente, y el horóscopo de la Independencia de los Estados Unidos, 4 de julio de 1776).
Decimos, entonces, que, en 2019, las acciones y directivas de D. Trump serán menos aceptadas que en los años 2017 y 2018, y que solo un buen trabajo de sus asesores de marketing político permitirá que él continúe en la presidencia. Trump dejaría la presidencia si sus asesores políticos no lo presentan como víctima de los grupos de poder económico estadounidense; pero de lo que él no se libraría es de los efectos del eclipse de Sol total del 14 de diciembre de 2020, que le arrebatará su liderazgo y triunfo electoral, impidiéndole su reelección (3 de noviembre. Este día tiene muchas más posibilidades de triunfo electoral, en primer lugar, aquel candidato que haya nacido en Capricornio y, en segundo lugar, aquel candidato nacido en la Virgen o el Toro).
Sin embargo, a diferencia de la astrología, la cosmobiología presenta salidas. ¿Cuál es la salida de D. Trump para ser reelegido en noviembre de 2020? Que admita como vicepresidente en su fórmula presidencial a un Capricorniano (signo que va del 21 dic. al 19 ene.), mejor aún, si fuera un capricorniano nacido en enero, especialmente entre el 10 y 13 de enero, y que el jefe de su campaña también sea una persona nacida dentro del signo de Capricornio.
Indicamos que los virginianos y taurinos se encuentran en segundo lugar con posibilidades de triunfo en una competencia electoral en noviembre de 2020. Si D. Trump no encontrara un capricorniano tendría que recurrir a un vicepresidente de la Virgen o el Toro.
Y, hablando de los estragos sociales que provocan los eclipses de Sol, señalamos que Trump inició su administración con los influjos del eclipse del 21 de agosto de 2017, un eclipse total que oscureció los Estados Unidos de América de oeste a este, y López finalizará su mandato con los influjos iniciales del eclipse de Sol total del 08 de abril de 2024, que oscurecerá tanto los Estados Unidos Mexicanos como los Estados Unidos de América. Los eclipses de Sol son fenómenos que duran escasos minutos, pero los efectos sobre las áreas geográficas oscurecidas los apreciamos desde un año antes hasta 4 años después de que se presente este fenómeno.
A lo largo de la historia de la humanidad, se ha hablado mucho de los eclipses, y lo que se ha dicho es correcto, que “producen” sequías, hambrunas, epidemias, guerras, revoluciones (culturales, tecnológicas, sociales), invasiones, descubrimientos y nuevos rumbos políticos. Los eclipses, especialmente los de Sol, son los heraldos o mensajeros que anuncian la llegada un tiempo nuevo, una era nueva en las áreas oscurecidas2.
En tal sentido, podemos decir que el eclipse de Sol total del 21 de agosto de 2017 “es el responsable” de las protestas sociales en los Estados Unidos de América, que han aumentado en 2018 (con el gran acercamiento de Marte hacia la Tierra en el mes de julio) y se acrecentarán más en 2019 y 2020. Mi enfoque es que este eclipse va a traer un nuevo estatus (legal) a los inmigrantes indocumentados; pero el eclipse de Sol total del 08 de abril de 2024 podría llevar a los ciudadanos mexicanos a rechazar violentamente a sus autoridades mediante el uso de armas.
Desde ahora, julio de 2018, el eclipse del 08 de abril de 2024, nos indica que México ingresará a vivir una Nueva Era, como lo hiciera a partir del eclipse de Sol del 28 de junio de 1908, debido a todos los estragos que causara la Revolución Mexicana, en la que no pudo inhibirse de participar su vecino, Estados Unidos, que, siguiendo la ruta del eclipse de 1908, se desplazó por el Golfo de México e invadió Veracruz en 1914.3
Reconozco que en estos años podrían presentarse “atenuantes cósmicas” (influencias de ciertos planetas), que desconozco en estos momentos y que modificarían los pronósticos que he expuesto en el presente análisis. Por el momento, tengo claro que el acortamiento del mandato de A. López Obrador operaría o podría operar como un buen transmutador de los ánimos beligerantes de los ciudadanos mexicanos, convirtiéndolos en ánimos de construcción de una nueva Nación, sin llegar a las consecuencias de las revoluciones del siglo XX. Espero que sea así.
Rubén Jungbluth
Lima, Perú
15 de julio de 2018
Referencias y Comentarios
1.- Postulaciones de Andrés Manuel López Obrador:
En 2006, A. López (n. 13 de noviembre de 1953) postuló por primera vez a la presidencia de México y perdió frente a Felipe Calderón (n. 18 de agosto de 1962). Indignado por su derrota, A. López protesta, porque, según él, le robaron la victoria. ¿Qué nos puede decir al respecto la cosmobiología? Que es cierto que le robaron su triunfo electoral. En el mes de julio de 2006 (mes de la elección), Júpiter transitaba por el signo del Escorpión, signo de López Obrador, pero transitaba retrógradamente; luego, como López O. postulaba por primera vez, “el cosmos consintió el robo”. Felipe Calderón es del signo del León y Júpiter no lo favorecía (los signos del Escorpión y León no son armónicos), por lo tanto, no debía imponerse sobre sobre su adversario, pero ganó con una victoria pírrica (su administración trajo muchas muertes para los mexicanos, pérdida de millones de dólares en la economía mexicana por la epidemia de Salmonella saintpaul, etc.)
En 2012, Andrés López Obrador postuló por segunda y volvió a perder, esta vez frente a Enrique Peña Nieto (n. 20 de julio de 1966). Las elecciones se produjeron el 1 de julio y ese día Júpiter, que se desplazaba de manera directa, se ubicó sobre los 4° de los Gemelos, restándole la oportunidad de triunfo a López O., por ser un candidato que postulaba por segunda vez. Enrique Peña Nieto es el signo del Cangrejo (nació en el momento en que su Sol se ubicó sobre los 27° del Cangrejo) y Andrés López Obrador es del Escorpión (nació en el momento en que su Sol se ubicó sobre los 21° del Escorpión). Aparentemente, ninguno de estos dos signos zodiacales recibía influjos de triunfo de parte de Júpiter; entonces, ¿por qué se impuso E. Peña Nieto? Porque López Obrador tenía en contra el hecho de que postulaba por segunda vez, y Peña Nieto tenía a su favor el hecho de haber nacido en el momento en que su Sol de nacimiento se ubicó sobre los 27° de Cangrejo, una posición zodiacal que, el día de la elección (01 de julio), estuvo muy próxima al ángulo armónico de 30° con Júpiter (que se ubicó sobre los 04° de los Gemelos), ángulo que no se produjo entre el Sol de López Obrador y el Júpiter del día de la elección.
2.- Rubén Jungbluth. Cuando el Cielo se Viste de Negro. Ed. EPISTRE. Lima, 2014.
3.- Hablando de acciones militares y las influencias de los eclipses de Sol:
Cabe recordar que el año 1914 no fue la única vez que México y Estados Unidos se vieron envueltos en acciones militares; ocurrió también entre 1846 – 1848, en la llamada Guerra México – Estados Unidos (que explicamos, desde el punto de vista de la cosmobiología, como resultado del ambiente beligerante que formara el eclipse de Sol anular del 12 de febrero de 1831, el que, de acuerdo con las reglas básicas de los efectos de los eclipses de Sol, se materializó 15 años más tarde, esto es, cuando se produjo la fase divergente –mejor conocida como fase Luna Llena– del eclipse de 1831, que se presentó entre 1845 – 1849. Anotemos que este eclipse “impulsó” las protestas violentas de los inmigrantes estadounidenses asentados en Texas, quienes separándose de México fundaron la República de Texas en 1836); y ocurrió también como resultado de las acciones militares del 09 de marzo de 1916, cuando el General “Pancho” Villa invadió Texas, lo que motivó que el Ejército de los Estados Unidos emprendiera su persecución militar en suelo mexicano durante un año (lo que se explica cosmobiológicamente a partir de la fase divergente del eclipse de Sol total del 28 de mayo de 1900, que se presentara entre dic. 1915 – jun. 1919).
Las umbras de los eclipses de Sol del 12 de febrero de 1831 y 28 de mayo de 1900, pasaron a Estados Unidos desde México (oscureciendo Texas), como volverá a ocurrir con el eclipse de Sol del 8 de abril de 2024. Lo expresado nos dice que, si las relaciones fronterizas EEUU – México no se llevan por un buen cauce en el próximo lustro, podríamos asistir a un nuevo episodio de enfrentamiento armado entre 2024 – 2027 y/o en 2039 – 2043 (desarrollo de la fase Luna Llena del eclipse de Sol del 8 de abril de 2024).