SÍ, UN VIAJE PUEDE CAMBIAR TU VIDA

PERO, ¿QUÉ HAY DE LOS QUE NO PUEDEN VIAJAR?

Esta es la historia de un joven que no sabía qué hacer con su vida. Su madre le decía: “Tienes que ser doctor, como tu padre”, y su padre le decía: “La profesión de doctor es muy sacrificada, no tienes vida, tienes que entregarte por entero y son muchos años de estudio; en fin, es mejor que seas ingeniero”.

Pero este atribulado joven (a quien llamaré Antonio) no quería ser ni ingeniero, ni doctor y ni abogado. A decir verdad, no sabía qué hacer con su vida. Nada le llamaba la atención, era introvertido, tenía muy pocos amigos y prefería más permanecer en casa con sus videojuegos y soñando que eso le permitiría ganar dinero en algún momento, aunque fuera para pagar su adicción a la video-manía.

Al ver que Antonio no tenía aspiración alguna, un día su padre le dijo: “No quiero un hijo vago, así que ponte a hacer algo realmente productivo, aunque sea ponte a hacer taxi. Mientras vivas en esta casa, no quiero verte enfrascado en los videojuegos”.

Tres semanas más tarde, en medio de tanta confusión sobre su futuro, pero reconociendo que su padre tenía toda la razón y no queriendo que se quiebre su amor por él, Antonio le dijo: “Papá, me gustaría ir a Inglaterra a perfeccionar mi inglés”. Mientras escuchaba a su hijo, el padre se sobrecogió de asombro y cuando Antonio terminó de hablar, le respondió: “No sé cuánto me costará esto, pero te voy a apoyar”.

Las intenciones de este joven eran simplemente viajar un tiempo por toda Europa, a expensas de su padre, y después regresaría a su vida normal, a sus videojuegos. Después de todo, pensaba él: “Voy a darle gusto a mi padre, voy a hacer algo como él lo quiere, voy a viajar, aunque él crea que estaré estudiando”.

¿Por qué este joven escogió Inglaterra y no Nueva York, California, Hawái, o China? ¿Sería que su destino lo llamaba? ¿Estaba sintonizado con algo que le decía que fuera a ese país?

Era otoño cuando llegó a Inglaterra y Londres le pareció un cuento de hadas.  “Me enamoré de Londres al instante”, me dijo Antonio en nuestra sesión. El entusiasmo con que me exponía y la corriente de felicidad que circulaba a su alrededor, lo llevó a decirme: “… como si me hubieran quitado las cadenas que no me dejaban avanzar… Por primera vez, siento que tengo que vivir, siento que tengo que hacer algo por mi futuro, por eso te estoy contactando [la consulta la hicimos por Skype]. Dime si es en Londres donde debo vivir y si está bien lo que estoy pensando: estudiar arte, diseño y marketing”.

Los planes de aprovecharse de la bondad de sus padres se desvanecieron. En la universidad donde se había matriculado se entregó con ahínco al perfeccionamiento de su inglés. En sus tardes libres visitaba los museos, sentía que le faltaba el tiempo, se dio cuenta de que tenía una cierta inclinación al arte y se matriculó en un taller para tasadores de arte. Eso no fue todo, aprovechando las amistades que hizo logró algo que sería imposible para nosotros: consiguió una beca para estudiar diseño digital y marketing en la universidad”.

Analizando la carta astral de Antonio, encontré que su hora de nacimiento, 6:48 a.m., reubicada en Londres, señalaba que había nacido a mediodía, exactamente, a las 11:48 a.m.

Un nacimiento entre las 6 y las 8 de la mañana hace que la persona viva embotellada entre muros de incomunicación, en una suerte de prisión y destierro (su mente vive en un exilio y sueña con poner fin a esto para regresar a su hogar). En cambio, el que nace al mediodía es extrovertido, muy seguro de sí mismo, es un triunfador, un empresario de éxito.

Al llegar a Inglaterra, Antonio sintió que había salido de una prisión (su alma había salido de un largo encierro), que había recibido una transfusión de sangre, y que por fin había regresado a casa. Caminaba por las calles de Londres y todo le parecía familiar, es más, se sobrecogía cuando caminaba por determinadas calles y se decía “yo he estado aquí”.

Pero no solo el Sol (su hora de nacimiento) se había reubicado en la casa 10 (zona de la profesión, los negocios, el futuro y el éxito) en Londres, también lo hicieron todos los astros. Particularmente, Mercurio y Venus se reubicaron en la casa 10, y confirmamos su inclinación por la carrera que había elegido estudiar.

Pero esta historia continúa, siete años más tarde, en 2016, Antonio regresa a su ciudad natal con la ilusión de ejercer allí su profesión, pero pasó un año y no podía hacer nada; más bien, las fuerzas que por años lo habían mantenido sumergido en la nada estaban volviendo a apoderarse de él. Aun así, él no quería regresar a Europa, quería estar con sus padres, para darles el cariño que no les había dado antes. Así que volvió a contactarme y le planteé que se mudara de casa en un momento en que “Londres” ingrese con él en el momento de su mudanza (es decir, que debía mudarse en el momento en que el Sol, Mercurio y Venus estuvieran en la casa 10 del horóscopo de la mudanza) y, para asegurarnos de que todo salga bien, le pedí que adoptara una mascota y que esta ingresara a su casa siguiendo las mismas consideraciones planetarias de la mudanza.

Antonio arrancó el 2018 con un buen trabajo, está contento (con la mudanza “pudimos traer a Londres” a su ciudad), por fin tiene una enamorada, está junto a sus padres y está esperando la fecha para llevar una mascota a su casa.

He visto muchos casos de personas con grandes talentos que son más populares y destacados en algunos lugares del mundo que en otros, y pienso que en esta historia de vida que hemos narrado (si Antonio no hubiera recurrido a la cosmobiología) hubiera tenido que aplicarse el dicho: “Nadie es profeta en su tierra”. Y todo por haber nacido a una hora que no sabemos cómo aprovechar.

Muchas veces, la reubicación geográfica es la solución, pero para aquellas personas que no pueden mudarse a otro país, al país que señala que tendrá un destino superior (país de éxito), como lo demuestra Antonio, la salida es traer el “país del éxito” a nuestra ciudad natal, a través de una mudanza y la adopción de una mascota. Estas acciones permitirán que los menos favorecidos por sus horas de nacimiento tengan más oportunidades de éxito en sus vidas.

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