UNA NUEVA VIDA A LOS 44: No siempre el amor de tu vida es con quien estás casada

En septiembre de 2019, recibí un correo de una consultante a quien llamaré Sofía, quien me pedía que publicara su testimonio para así inspirar a otras mujeres que pudieran estar en la misma situación que ella vivió por más de ocho años. He aquí su testimonio:

Te visité hace dos años, cuando mi autoestima estaba por los suelos, vivía sin ilusiones, me sentía deprimida y sin saber qué rumbo tomar en mi vida, a pesar de ser una profesional bien calificada y remunerada; pero mi vida personal era un caos y no tenía capacidad de respuesta frente a los abusos de parte de mi esposo.

Me casé a los 34 años, hicimos algunos intentos para tener familia, pero no funcionaron, así que aceptamos que íbamos a ser una pareja sin hijos. Dos años después de nuestra unión, mi esposo dejó su trabajo, según él, para ver si lograba algo mejor; pero pasaron cinco años y no encontraba el trabajo indicado. Era yo la que traía el dinero a la casa y él se daba la gran vida gracias a mí.

Un día estaba en una cafetería, y escuche a una joven que comentaba a un grupo de amigas sobre un libro y cómo una señora, cuya historia de vida aparecía en dicho libro le había cambiado la vida gracias a la adopción de un gatito. Fue tanta mi curiosidad que le pedí que me permitiera tomar una foto a la carátula del libro; cuando llegué a mi oficina lo ordené por a Amazon y leí todo tu libro en una noche.

Cuando te visité, me dijiste textualmente: “¿Ya estás en tu segundo matrimonio o aún sigues en el primero?” Eso fue un shock para mí; no sabía cómo llegué a casarme y tú me estabas hablando de un segundo matrimonio.

Me dijiste: “El hombre de tu vida es de nacionalidad europea, sus cabellos son ondulados y ojos muy expresivos. ¿Así es tu esposo?” Me reí y me dije “otro charlatán que viene a embaucar a la gente”. Tomé aire y te respondí: “Estoy casada y mi esposo es mexicano, su cabello es negro y lacio y no pienso divorciarme a mis 41 años para encontrar al europeo”.

“La hora de nacimiento que me has proporcionado me dice eso”, afirmaste, “y a pesar de que eres chilena y ahora vives en Nueva York, tu horóscopo no ha cambiado con relación al matrimonio”. Hiciste unos cálculos y me preguntaste si a los 21 años me enamoré de un hombre casado, a lo que te respondí que sí; seguidamente, me dijiste: “Trabajas en todo lo que se refiere a dinero en la bolsa”. Cuando te dije que sí, me miraste fijamente y afirmaste: “Según la hora de nacimiento que me has dado, tienes un segundo matrimonio”.

“Confía en lo que te digo, tu felicidad está con un europeo. Viaja a Cartagena, Colombia, para tu cumpleaños y así encaminarás tu vida personal, sin afectar la profesional”.

Te confieso que salí de tu consulta aturdida por lo que dijiste, pero pensé: “Es un viaje, no la extracción de un riñón. Me voy a Colombia”. Tres meses después de regresar de Cartagena, descubrí que mi esposo estaba muy entusiasmado con una joven. No sé de dónde saqué fuerzas, lo boté de la casa y, a los pocos meses, estaba divorciada.

Llegó diciembre, y una de mis compañeras llevó a su hermano, quien estaba de visita en Nueva York, a la fiesta de Navidad de la oficina.

Cuando conocí a este caballero europeo, lo primero que me impresionó fue su mirada profunda; bailamos, conversamos y, al final de la reunión, me dijo que le gustaría celebrar el Año Nuevo conmigo. Acepté su invitación, aunque me tomó por sorpresa.

Han pasado dos años y me estoy casando en el día y la hora que me calculaste, con el hombre que me describiste con exactitud. Debo confesar que, al llegar a mi departamento la noche en que lo conocí, volví a escuchar el audio de nuestra consulta, en especial, la parte en que me describías al hombre de mi vida, y dije en voz alta: “Ese es mi hombre, con su cabello algo despeinado y ondulado”.

Sofía nació en el momento en que dos signos ocupaban la casa 7 (el matrimonio) en su horóscopo, Urano (el cambio) era el segundo signo. La mayoría de las veces esta indicación cósmica produce una renovación matrimonial, que sucede entre los 39 y 44 años de edad, de acuerdo con el movimiento zodiacal de Urano.  Por eso les digo a los jóvenes enamorados cuyo Urano está en la casa 7: “Convivan, pero cásense recién a los 44 años”. ¡Felicidades, Sofía!

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