¡ESTOY YÉNDOME A LA QUIEBRA!

A principios de año (2017), atendí a Daniel, un caballero cubano con una historia bastante peculiar o especial. Él llegó a Miami en una balsa junto con otros tres amigos y, como me dijo: “Nuestro destino, mi destino era venir a Miami. En plena travesía, pasamos muchos problemas y estuvimos al filo de la muerte, pero gracias a Dios pisamos tierra en Miami. Para que me comprendas, cuando digo que pasamos mil problemas en el mar, te cuento que dos de mis acompañantes, que eran ateos, se volvieron creyentes en Dios, en el mar. No sé si llegamos a tocar tierra debido a esta conversión, pero llegamos”.

Llegar a tocar tierra sanos y salvos (una meta que nos parecía imposible de alcanzar), después de sortear los máximos peligros (incluyendo vernos cara a cara con la muerte) sí que cambia la perspectiva de nuestras vidas. Eso les sucedió a estos cuatro navegantes, entre ellos, a Daniel, quien, diez años después de su “aventura marítima”, me solicitó una consulta de negocios, porque no sabía que la cosmobiología es una ciencia pragmática y espiritual que nos pone en el camino que nos permite alcanzar simultáneamente la realización material y espiritual. Y cuando se lo dije, se alegró sobremanera porque él sentía que si había sobrevivido era para convertirse en una persona mejor, en un hombre próspero y compartir sus éxitos con Dios. Él se repetía: “Si Dios me ha permitido vencer a la muerte es que tengo dominio sobre ella y puedo vencer todo”.

Algunos de nuestros lectores podrían pensar que este es un pensamiento arrogante o vanidoso, pero a Daniel le servía de estímulo, pues en Miami empezó su nueva vida barriendo y lavando platos en un restaurante, cargando cajas y corriendo a sus clases de inglés a las siete de la mañana. Él era feliz; un día más de trabajo era un día más que lo acercaba a su meta. Era una máquina de trabajo y, cuando se sentía cansado, “agarraba la caja que tenía debajo de su colchón” y contaba sus ahorros. Ver que cada día tenía más dinero le daba fuerzas para seguir trabajando. Daniel trabajaba de 16 a 18 horas diarios, por eso, a veces el profesor de inglés tenía que hablar fuerte en clase para que Daniel no se durmiera. Llevó esta rutina los siete días de la semana durante 5 años, hasta que juntó lo necesario para hacer realidad su sueño: tener un restaurante.

Daniel abrió un pequeño restaurante para vender comida rápida, trabajaba muy duro pero su negocio brillaba cada vez. Tres años más tarde (2015), esto le permitió abrir un restaurante de mayor categoría y también hacer inversiones en el sector inmobiliario con buenas ganancias. Esto podría ser poco creíble en un país (Estados Unidos) que había caído en una severa crisis económica en 2008 y recién en 2017 está mostrando signos de recuperación.

En 2016, inauguró su tercer restaurante, pero, a diferencia de los dos anteriores, en este  “no entraban ni las moscas” (sus comensales no cubrían los gastos del restaurante)… Pero la buena estrella que acompaña a Daniel desde su nacimiento (Bungula, que se ubica sobre los 29° del Escorpión) –no tengo otra explicación– le permitió que me escuchara en una entrevista radial justo cuando yo decía: “El éxito está en saber hacer las cosas dentro de su tiempo, como nos lo dice el Eclesiastés, y sintonizarse con El Factor 3M del Éxito: Maternidad, Mudanza y Mascota”. Y me solicitó una entrevista de inmediato.

Daniel había nacido justo en el momento en que el Sol se ubicó en la casa 8 de su horóscopo natal, que le da larga vida y la condición de ser un amuleto de buena suerte para otros (esto explica por qué él y sus amigos sobrevivieron en el mar en su fuga hacia Miami).

En la hora de su nacimiento, la Luna y Júpiter se ubicaron en la casa 10 (la casa de los negocios), la que, en campo de la horoscopía, señala grandes éxitos en la trilogía: alimentos – viviendas – hotelería. Cuando lo conocí, él ya había “escarbado” con relativo éxito dos de estos tres rubros. Pero en la casa 10 de su horóscopo también aparecía Lilith, muy conectada con la casa 5, que le exigía a Daniel no hacer cosas que lastimen a las mujeres.  Su éxito empresarial lo tenía embriagado y salía con algunas damas, lo que hirió mucho los sentimientos de su esposa, quien perdió durante la noche el bebé que esperaba, tanto por la cólera como por la desilusión. Y ya se pueden imaginar lo que viene: la caída de los negocios de Daniel.

La inauguración del tercer restaurante en un día de Luna Llena más la pérdida del embarazo fueron el detonante para que Daniel, quien se sintiera invencible en algún momento, ahora esté diciendo: “¡Estoy yéndome a la quiebra!”

Nuestra recomendación fue:

1.- Consigue el perdón de tu esposa y el de tu suegra, que suele ser más difícil que la esposa, pero es importante para conseguir el éxito en los negocios, toda vez que la suegra se ubica en la casa 10 del horóscopo: el punto donde se ubica la reputación del individuo (en este caso, la de Daniel), los negocios y la suegra. Sin buena reputación, no hay buenos negocios y sin un buen apoyo de la suegra, tampoco creceremos en los negocios tanto cómo quisiéramos.

2.- Adopta dos mascotas en fechas astrológicas; la primera, para frenar la situación de “estar yéndote a la quiebra”; y la segunda, para comenzar a enderezar tus negocios.

3.- Ten un hijo con tu esposa. El hijo tendrá el compromiso de borrar la sentencia de “quiebra en tus negocios” (por la pérdida nocturna del primer embarazo) y el “síndrome de arrogancia” que traes al nacer, originado por el asteroide Ícaro, el que hace que te vayas al abismo (quiebra en tus negocios) y, sobre todo, permitirá que tengas negocios con hidrocarburos. (Daniel nació en el momento en que recibió una buena influencia de Plutón, lo que nos indica que él tiene dominio sobre la muerte y ¿qué es el petróleo, sino nuestros organismos fosilizados?).

Dejo aquí esta historia…. esperando tener buenas noticias sobre este navegante en un futuro cercano.

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