No, nacemos también para ser felices.
¿Está hecho el mundo solo para experimentar la violencia y el sufrimiento? Coincidimos en que no debería ser así, pero encendemos el televisor y lo único que vemos son noticias sobre crímenes, robos y llantos. Entonces, ¿debemos preguntarnos una vez más si solo nacemos para sufrir? No, también nacemos para ser felices, aun cuando en el mundo sea mayor el porcentaje de nacimientos asociados con el dolor… Pero nosotros podemos superar esta situación ampliamente si nos alineamos con el cosmos (lo que haremos si cumplimos con las indicaciones de nuestro horóscopo); es decir, con solo conocer el propósito cósmico de nuestro nacimiento (nuestra actual reencarnación) y los obstáculos que debemos sortear para alcanzar nuestras metas a buen tiempo.
No podemos negar que, algunas veces, somos bastante dramáticos, quizás debido a esos Reality Shows que nos llevan a pensar que la vida es así. El sufrimiento vende y, al verlo y escucharlo, nuestra mente cae en la trampa de que todo en la vida es tragedia y sufrimiento.
He contado que hago viajar a mascotas (perros y gatos) para mejorarles su salud y hacer que sus amos dispongan de mayor suerte, y, aun cuando estos animalitos reciben los beneficios del viaje con mayor rapidez que sus amos, todos se benefician. Entonces, ¿por qué algunos consultantes piensan que no funciona la astrología?… Las oportunidades vienen a nuestro encuentro, pero no las vemos y, si las vemos, no les hacemos caso, precisamente porque nuestra mente está cargada de negatividad (tragedia y sufrimiento) que, en muchas ocasiones, lleva a tener miedo. El miedo nos paraliza y nos ciega, ¿Por qué? Porque la mente se ha acostumbrado a vivir en el mundo del sufrimiento y no quiere dar cabida a la felicidad, al coraje, al espíritu de conquista. Por eso, cuando veo esta actitud negativa en un horóscopo, le recomiendo a mi consultante que practique el boxeo, la gimnasia, la yoga, que corra, etc.
El ser humano es una esponja. Recuerdo que regresamos a Manhattan, Nueva York, en 2002. Habían transcurrido siete años desde nuestra última visita, y nos acercamos al lugar donde, hasta septiembre de 2001, se erigían imponentes las Torres Gemelas del Centro de Comercio Mundial. Sentimos tal angustia, nuestro corazón se encogió tanto que tuvimos que abandonar el lugar rápidamente, y algo parecido nos sucedió unas pocas horas antes del paso devastador del Huracán Katrina por Nueva Orleans, ciudad donde nos encontrábamos con dos amigos. Percibimos una sensación extraña en la atmosfera, respiramos el dolor y, sin mediar explicación alguna, abandonamos rápidamente esta ciudad que, pocas horas más tarde, fuera arrasada por Katrina.
Sí, nuestro interior nos alerta, nos avisa, pero no hacemos caso. Sientes (tu voz interior te está avisando) que ese hombre o esa dama no es para ti, pero no escuchas porque no vives en armonía con la Naturaleza, con la Divinidad (como acostumbro a decir: “No estamos alineados con el Cosmos”, una expresión que difiere mucho de estar alienados).*
Hay consultantes a los que, al leer su carta astral, les digo (por las ubicaciones de Quirón y Ofiuco): “Deberías dedicarte a la medicina holística, y me dicen, estudié para contador(a), pero siempre quise estudiar medicina”. No hacemos caso a la voz interior, dudamos, nuestros padres no tienen la economía para que podamos sostener una carrera larga en la universidad, etc…, pero naciste para ser médico y no haberlo logrado no te deja vivir tranquilo, pero puedes tomar cursillos sobre masajes, reiki, curación con imposición de manos, etc. Esto te da la tranquilidad y, quién sabe, también podrías obtener algo de dinero extra.
Practicar la alimentación vegetariana en lo posible, o realizar una purificación corporal y espiritual 40 días al año comiendo solo vegetales, a lo que deberíamos sumar la gimnasia, los deportes, la respiración yoghística, nos ayudan a escuchar a nuestro ser interior, a apartarnos de los Reality Shows, y nos encaminaremos hacia la felicidad, la misma que podemos lograr más prontamente si implementamos el Factor 3M del Éxito, una aplicación moderna del capítulo tercero del Eclesiastés, que nos dice que todo lo que hagamos debemos hacerlo dentro de un tiempo dado. Este es el regalo de Dios para que seamos felices, prósperos, etc.
* persona que ha perdido el juicio o lo tiene alterado