¿La buena educación garantiza el éxito?

Nuestros padres nos inculcaron el estudio para salir adelante, la sociedad te dice que, si no tienes los títulos o grados académicos, no tendrás un buen trabajo y serás pobre. ¿Cuánto de este mito es cierto? ¿Ser el primero de tu clase y graduarte con honores permitirá que ganes el sueldo que has soñado?

El 60 % de mis consultantes no están satisfechos con su vida; caminan fastidiados, por no decir, desmoralizados porque, habiendo terminado la universidad, realizan todo tipo de trabajo menos para el que estudiaron; y eso, si tienen la suerte de conseguir trabajo y, muchas veces, hasta trabajan gratis y, al final de la temporada, son reemplazados por otros practicantes.  ¿Y las compañías? Bien, gracias. Se van haciendo ricas con el sudor de estos jóvenes profesionales, y lo más grave es que muchos de estos jóvenes o sus padres viven endeudados porque tomaron un préstamo bancario para hacer su maestría o doctorado, pensando que eso les ayudaría a conseguir un mejor trabajo bien remunerado.

Pienso que todos hemos nacido para ser triunfadores; lo digo siempre. Si me hubieran dicho que no estudie para ser geólogo porque nací para ser cosmobiólogo, todos esos años de estudio, sacrificio, angustia, todos esos sentimientos que nos quitan el sueño, lo más probable es que no los hubiera vivido porque me hubiera enfocado en aprender y realizar lo que es mi verdadera profesión, pasatiempo y mi pasión, todo en uno.

Confieso que me tomó 7 años terminar mi carrera y que estos años los hubiera invertido mejor si hubiera contado con la orientación de a qué me dedicaría cuando vine a este mundo. Así llegué a mis 40 años de vida y, la indignación que pasé porque no me dieron el ascenso profesional que esperaba, me empujó a renunciar a mi trabajo.

Durante mis estudios de ingeniería, como lo he contado muchas veces, estudiaba la cosmobiología (más que las materias de mi carrera cuando iba en bus de mi casa a la universidad). No me importaba tener que ir colgado del pasamanos, pero me la pasaba estudiando, y todo con el afán de desenmascararla, de probar que la tal ciencia de los astros era una “seudo ciencia” y clamar ante el mundo que era toda una mentira.

“No escupas al cielo que en la cara te cae”, dice el dicho. Pienso que eso es lo que pasó conmigo; cuanto más leía, hacía cálculos, conversaba con mis compañeros que me servían de “conejillos de indias” para probar si lo que yo aprendía funcionaba en realidad… terminé enamorándome de esta CIENCIA y comprobé que no era charlatanería en absoluto.

Mi curiosidad y, sobre todo, mi anhelo de dar una interpretación certera del destino, acorde con el tiempo actual, me hizo investigar vacíos y errores de algunas predicciones frecuentes en las cartas astrales. Así fui desmantelando capa tras capa de misterios que aún no se habían develado en estos estudios, los que finalmente plasmé en el Factor 3M del Éxito (Mudanza, Maternidad y Mascota) y el Péndulo Solar (anti cumpleaños y cumpleaños). Sí, esa era mi vocación: la cosmobiología. Sentir que vibraba cuando me ponía a estudiar los planetas y las estrellas, quedándome maravillado sin importarme las horas de trabajo y estudio, es realmente un sentimiento grandioso y “lo mejor de todo” es ser bien remunerado… De todos modos, pienso que no hubiera tenido que esperar a llegar a mis 60 años para decir “ahora estoy bien” si hubiera contado en mis años mozos con una orientación emanada de la lectura de mi carta astral u horóscopo.

Conocer tu carta astral, la de tus hijos, la de la persona que quisieras sea tu pareja, te ayuda a evitar tantos dolores de cabeza, así como a andar con seguridad por el camino que te toca vivir y, si el camino por el que estás transitando no es el que te corresponde o anhelas, puedes cambiarlo. Todos podemos ser exitosos. Los obstáculos siempre se presentarán en el “mundo paralelo” que estás construyendo con el apoyo de la cosmobiología, pero terminarás triunfante y, lo mejor de todo, no solo ahorrarás tiempo, sino que ganarás dinero.

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