UNA MUDANZA PUEDE MATERIALIZAR TUS SUEÑOS

Cuando conocí a Teresa, confieso que sabía que sólo podría ayudarla si la Divinidad me permitía alejarla de las influencias negativas que habían llenado su vida de tristeza y dolor.

Teresa nació el 20 de junio de 1954, en el preciso momento en que Saturno y Lilith estaban ubicados en la casa 5, lo que con el tiempo influyó en la vida llena de obstáculos que tuvo su descendencia y en la falta de demostración del amor hacia su esposo. Aunque cada uno de los tres hijos llegó al mundo con un destino propio, se vieron afectados por el destino adverso que marcó a su madre y que señalaba una vida dificilísima para ellos. Además, la carta astral de Teresa mostraba a Marte ubicado en la casa 7, lo que significaba que su relación matrimonial se basaría en el enfrentamiento. Se había perdido el amor y más aún la pasión entre la pareja; sólo los unía la resignación ante la difícil situación que, como padres de Rosita, tuvieron que afrontar. Finalmente, Júpiter y el Sol se ubicaron en la casa número 1, lo que hizo que Teresa no se dejara vencer por la rabia que tenía contra su destino y viviera cultivando la esperanza de que todo algún día mejoraría para sus hijos y su matrimonio.

Para que Teresa y su familia tuvieran una vida diferente, debían necesariamente alejar las influencias negativas que la Luna, Venus, Saturno y Lilith, ejercieron sobre ella el día que nació. Los tres planetas, más Lilith (punto energético del horóscopo), se encontraban en ángulos tan inarmónicos que ni siquiera el nacimiento de sus dos hijos mayores pudo cambiar el destino de Teresa. El primero nació en Lima, el 21 de octubre de 1979, a las 11:05 de la noche y el segundo en Ica, a las 10:14 de la noche del 3 de julio de 1981. En ambas fechas hubo Luna Nueva, lo que supone un buen día para nacer o mudarse, sin embargo, las horas nocturnas de los nacimientos contrarrestaron toda la energía positiva de la Luna.

Debido a mis recientes observaciones, esperaba en que con una mudanza programada astrológicamente la vida de esa familia mejorara. La fecha programada, el 20 de noviembre de 1991, Plutón, Marte y el Sol se encontraban muy bien ubicados dentro de la casa 8, lo que trajo como consecuencia un hecho inesperado que la beneficiaría económicamente. Al poco tiempo de su mudanza, el padre de Teresa adelantó su herencia y ella pudo financiar la compra de su departamento. Y con la segunda mudanza, la del 29 de noviembre de 1992, también programada astrológicamente, Teresa y su familia recibieron nuevamente las influencias positivas del Sol y de Plutón ubicados en la casa 8, y de la Luna, ubicada en la casa 10. Así, ella y su esposo encontraron las herramientas para reconstruir su relación pero, además, la familia en pleno disfrutó de una muy buena estabilidad económica, y logró éxito en su negocio. Con esta segunda mudanza, Teresa aprovechó la energía armoniosa que el Sol, la Luna (en su fase Creciente), y Júpiter, le otorgaron. Venció el destino, según ella adverso, con el que nació y que la llenó de amargura e infelicidad durante muchos años, y cambió radicalmente su vida y la de su familia.

Tiempo después Teresa me dijo: “La segunda mudanza operó en mi reconciliación con Dios, y así la felicidad entró y se quedó en mi hogar”. Y en efecto, el horóscopo compuesto del nacimiento de Teresa y de la segunda mudanza así lo indicaban.

La historia de Teresa demuestra que Plutón, Júpiter, el Sol y la Luna son astros que, bien ubicados en una carta astral, representan la prosperidad superlativa, pero no siempre se puede depender de ellos. No existe una combinación perfecta que pueda llevarnos al éxito. En todo caso esa combinación dependerá de lo que se quiera cambiar en la vida o del problema que se tenga que resolver.

En este caso concreto, los problemas por la mala ubicación de los astros durante el nacimiento de Teresa y sus dos primeros hijos, podían solucionarse con el nacimiento de Rosita. Ella llegó al mundo, también en Luna Nueva, el 12 de marzo de 1986, a las 12:22 de la tarde, en la ciudad de Ica. Y aunque eso la marcó con un problema cerebral, también la dotó de muy buenas energías astrales que cambiarían el destino de su familia. Sin embargo para que esas influencias positivas empezaran a actuar tenían que transcurrir los cinco años de diferencia que había entre el nacimiento del segundo hijo de Teresa y el de Rosita. Y no es sino hasta el
año 1991, que todos ellos empezaron a mejorar ampliamente sus vidas.

¿Qué hice por la familia de Teresa? Encontrar el detonante para que esto se cumpliera. Con la mudanza de 1991 y con la ayuda de Plutón, Marte y el Sol, consolidé el plazo de espera, y con la mudanza de 1992, a través de las posiciones de Júpiter, Neptuno, Plutón, la Luna y el Sol, me aseguré de nadie se desviara del camino. Una mudanza astrológica es un detonante del destino pues tiene la energía suficiente para cambiar la vida de toda una familia.

De: “Volver a Nacer. Mudándose de casa”

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